Las terapias de la niña interior o terapias del niño interior; basan su forma en la idea que todos llevamos dentro un niño pequeñito. Ese niño que es sinónimo de alegría, creatividad e imaginación, pero también de miedos, angustias y desconcierto, que refleja su actuar en muchos de nuestras decisiones cotidianas que tomamos y que seguramente, nunca nos hemos preguntado de dónde vienen esas respuestas.

Evidentemente, no se trata de una niña o un niño de carne y hueso, sino de esa parte de nuestro “yo” que no ha crecido del todo, así se forma fundamentalmente a partir de las experiencias, tanto positivas como negativas, que tenemos durante los primeros años de la infancia. Dependiendo del tipo de experiencias y de cómo las interiorizamos, el niño interior puede ser alegre, optimista y sensible, y también, alguien temeroso de la vida, enfurruñado e irascible.

Ahora, ¿Cómo sé si mi niño está herido?

Este niño interior pasó por situaciones buenas y malas y así, en esas experiencias, por falta de entendimiento y herramientas para superarlas y/o asimilarlas, quedan grabadas en el ser bajo una capa de sentimiento que, afloran una y otra vez determinando cómo reaccionamos ante la realidad. Por lo que podemos decir que todos tenemos heridas de infancia. Como toda herida, algunos podemos tener heridas más profundas que otros, ya que no es lo mismo una interpretación o sentimiento de abandono a un circunstancia real de abandono; pero al final todo el mundo las tenemos porque éstas surgen de la interpretación que como niños y niñas le vamos dando a las vivencias que tenemos en esta etapa de vida.

Si tienes miedos irracionales, sientes rencor, odio o tristeza a menudo, respondes de manera desproporcionada ante situaciones que no son realmente tan importantes o saboteas tus metas constantemente, es probable que tu niña o niño interior esté herido. Lo cual es perfectamente comprensible, ya que le estás obligando a llevar el peso de heridas profundas que no acaban de sanar.

¿Cómo sanar a tu niño interior?